Los problemas medioambientales y económicos relacionados con el abuso de productos fitosanitarios en el olivar no obedecen a una única causa, sino a varios factores que, en muchos casos, se retroalimentan aumentando la complejidad del problema. Entre ellos podemos destacar las enfermedades fúngicas, los productos fitosanitarios en sí mismos, y el cambio climático.
El olivo es susceptible de sufrir un gran número de enfermedades siendo las más comunes repilo, causado por el hongo Venturia oleaginea; la antracnosis, causada por diferentes especies de Colletotrichum spp y, finalmente, la aceituna jabonosa, causada por el hongo Pseudocercospora cladosporioides. Existe una correlación directa entre la concentración de esporas fitopatógenas en el aire del cultivo y la densidad de lesiones de la planta una semana más tarde, de modo que a mayor concentración de esporas, mayor densidad de lesiones. Estas enfermedades son endémicas, es decir, se han establecido en el territorio peninsular y, si no se detectan y tratan a tiempo, debilitan los olivos no solo localmente, sino también en grandes superficies y regiones. Estas enfermedades pueden llegar a devastar un olivar rápidamente llegando a producir pérdidas de entre un 20 y un 80% de la producción. Además, pueden afectar a los procesos de recolección, transformación, ventas y al consumidor final, ya que provocan reducción de la cosecha, disminución de la calidad de la aceituna y aumento de los costes de producción, recolección y transformación.
Los productos fitosanitarios permiten al oleicultor controlar y paliar los efectos de las enfermedades fúngicas en el olivar, pero su utilización puede tener efectos adversos en la producción y entrañar riesgos para el medio ambiente, los seres humanos y los animales. Un uso excesivo de productos fitosanitarios puede provocar la aparición de resistencias genéticas a la enfermedad y, por tanto, un mayor riesgo de su aparición en el futuro, además de alteraciones en el ecosistema, acumulación en la cadena trófica y riesgos para la salud, además de un incremento de los costes de producción y una reducción de la calidad de la aceituna producida. Por estas razones, el Parlamento Europeo y el Consejo adoptaron el 21 de octubre de 2009 dos actos legislativos de estrategia del uso sostenible de plaguicidas con el fin de reducir su uso.
Las enfermedades fúngicas son difíciles de predecir porque su aparición depende de la climatología. Por un lado, la climatología determina las fases fenológicas del olivo (brotación, floración,…) y el riesgo de infección, ya que el olivo es más (o menos) sensible a la infección del hongo dependiendo de la fase fenológica en la que se encuentre. Por otro lado, la climatología, también determina las condiciones propicias para la proliferación y dispersión del hongo. Sin embargo, el riesgo de infección no sólo depende de las condiciones meteorológicas, si no de la concentración de esporas en el aire, pudiéndose darse situaciones en las que, a pesar de darse las condiciones propicias para la proliferación del hongo, el riesgo de infección real sea bajo debido a una baja concentración de esporas en el olivar. Los agricultores gestionan esta situación mediante la aplicación de tratamientos fitosanitarios preventivos, en muchos casos injustificados por falta de conocimiento sobre el riesgo real de infección. El cambio climático, no ha hecho más que empeorar esta situación, alterando las fases fenológicas y el calendario de enfermedades, y haciendo más necesario, un sistema de alerta temprana. El proyecto OLIVITECH, pretende desarrollar herramienta de aviso de riesgo de infección que combine datos fenológicos, meteorológicos y aerobiológicos. El uso de esta herramienta permitirá reducir la incertidumbre, gestionar el cultivo de forma integrada y justificar las actuaciones realizadas, optimizar el uso de fitosanitarios e insumos, reducir la merma de cosecha, incrementar la eficiencia en la gestión de manejos culturales y reducir el residuo químico con la consiguiente mejora medioambiental, y mejorar los resultados económicos de los potenciales beneficiarios del proyecto a nivel rentabilidad como de productividad de los cultivos.